lunes, 30 de marzo de 2009

Paradigma

Qué voy a hacer cuando te me esfumes
entre los barrios de la periferia
melancólica y obscena,
donde el paisaje de una adyacencia
perdura y tiñe de azules
los cielos de mis días.
Pueda que haga lo que el duende
de las ficticias nostalgias,
me acune sin brazos
entre su pecho de finas amalgamas,
o tal vez, lo que el mar
hace con sus retrocesos,
absorber la espuma de tu vientre
y guardarla indemne en cada
rincón de mi piel absurda.
Entonces me inclino, donde la vida me escuche
mas no sea, por la soledad
de un amparo sin el hábeas corpus
de la libertad ensombrecida.

sábado, 28 de marzo de 2009

Calles absurdas

Las luces gastan el recorrido
intruso, de alquitranes y veredas,
de un lado a otro,
y aparentemente insolubles,
ven el paso del tiempo
a través de las suelas gastadas
de los miles de humanos...
Y es decir,
sin prolegómenos ni índices,
que más allá de la perpetua
ansiedad de las calles absurdas,
la inmensa apatía de las mentes
que transitan,
vuelcan estados de animo
casi muertos...
Ya no reconozco mi calle,
mi hogar, mi vida ni tampoco
mis varias muertes,
¡Y así paseo
indestructible a la vista
de los demás, pero
falible a los ojos
de los reales pensamientos
de aquellos que saben
dónde matarme!

viernes, 20 de marzo de 2009

Focalizaciones urbanas

Focalizo la urbe, callada similitud
de las otras consecuencias vacías,
hay olores determinantes y otros
pararrayos fáciles de digerir,
sobre cada faz intelectual
del underground indeclinable,
una ráfaga de prosapia renacentista,
ojos que miran el paseo
nocturno de los seres
que aún amigos,
destilan alcohol en cada
fusión imaginaria
de un Coltrane puro
en jazz y difamaciones.
Focalizo la urbe,
e inmediatamente veo
tus sones de prejuzgamientos,
de saber lo que pienso
de pensar lo que omito,
herida inútil si se quiere
entre la brea pegajosa
de un calor que asfixia
y me redime.
Y allí, donde levanta la calle
sus balcones imaginarios,
entiendo la proposición
de un amor, que me ha pedido
y hasta descrito,
¡que la ilusión de hacerte
visible es solo una visión
impura de los pies
sobre la tierra!
Casi vacío e infértil,
aparco en la Plaza de los adioses
y me reclino ante el murmullo
de los ángeles de mármol.